Como el Tomate

Pero sin Jorge Javier ni latetas Alcaide.
Me despido hoy de vosotros.
Lo bueno: Que volveré.
Lo malo: Que no se cuando.

Me había empezado a tomar esto como una obligación. Me sentaba frente al ordenador, tal y como estoy ahora y me devanaba los sesos pensando en algo que os hiciera sonreir o que os interesara. Me sentía satisfecha y me agradaba. Me apetecía ese momento, por la tarde o a última hora del día en el que tecleaba sin parar e incluso lloraba de la risa mientras redactaba lo que mi mente me dictaba.

Ahora ya no.

Me sigue apeteciendo leeros a todos. Me agrada saber de vosotros, con vuestras historias reales o inventadas. Me ha alegrado mucho haber conocido personalmente a más de uno de vosotros. Haber compartido techo, conciertos y botellones en la playa.
Haber aceptado regalitos fantásticos sólo por hacer favores que no me han costado nada.
Haber disfrutado de noches de cañas para hundir tristezas. De devolver favores por haber hecho una cabecera tan cojonuda como la mía.

Pero no me apetece escribir más. Mi mente está exprimida. Quiero echar de menos esto, lo que ahora echo de más. Quiero que mi mente rebose temas, se inunde de paridas y se llene de imaginación.

Gracias por haber disfrutado de mis chorradas, de mis vivencias, de mis amoríos, de mis aventuras por Madrid, de mis conciertos.
Gracias, porque me habéis hecho ver el mundo desde otra perspectiva. Gracias por haberme descubierto música que no había escuchado en mi vida. Gracias por dejarme leer vuestras vidas paralelas.

Nos vemos pronto, os lo prometo.

Pero de momento, disfrutad de mi silencio.

Ah, por cierto no os lo he dicho.
Estoy enamorada.

De Mr. Celofán.