Ego- post

Reivindico mis curvas pronunciadas, mis kilos de más, mi estatura media, mi celulitis, mi pelo rubio de bote, seco y necesitado de cuidados; mis ojos miopes, mis gafas de pasta, mi boca pequeña e insinuante, mis dientes torcidos, mi sonrisa amplia, mis manchas en la cara y mis puntos negros en la zona T. Mis clavículas marcadas, mis hombros altaneros y mi pecho turgente. Mis caderas anchas, mi barriga más bien curva, mi culo respingón, mis muslos gordos, mis gemelos fuertes. Mis juanetes, mis uñas pintadas de rojo. Mis manos pequeñas, mis cutículas recomidas, mis orejas cuadradas.

Mi tendencia absoluta al despiste, a la risa floja y al llanto fácil. Mi gusto por el gimnasio, los hombres y el buen comer. Mi espíritu de supervivencia y de superación, el resurgir del pozo más profundo llevando el lastre del pasado. Mi sentido de la posesión absoluta para mí y los míos. Mi "enamoramiento" a tercer mensaje, mi eterno enganche al pesimismo. Mi vena melodramática, mi exageración exacerbada, mi acento andaluz, mi expresiones castizas. Las mentiras blancas. Mi risa amplia. Mi carcajada histérica.

Que no tengo una talla 36, ni tengo el look "señora de Alonso" tan de moda últimamente, ni me quedan bien los pitillos, ni las camisetas cortas, las bailarinas me aprietan el juanete y ando con los pies ligeramente cavos. Porque los shortpants se me quedan de prostituta de la calle Montera, porque me gustan los 80.

Pertenecer a la "Dorada Medianía".

Reivindico mis defectos, porque todos juntos hacen un ser único.

Como tú. Reivindica los tuyos y comprobarás que como tú no hay nadie. Y que todos juntos forman la persona más interesante que te puedas encontrar en el planeta. Aprendamos a querernos.

Sed felices hoy, babies.